


El uniforme de los Aparejadores
Una curiosa Orden de marzo de 1958 regulaba las características del “uniforme de carácter oficial” de los Aparejadores, que seguía la estela de los ya aprobados para otras profesiones (Ingenieros, Arquitectos y Peritos). Su contenido ha sido comentado en los últimos años en diversas revistas y boletines colegiales; sin embargo, el artículo por antonomasia sobre el tema fue escrito por Manuel Vázquez Montalbán y publicado en la revista catalana CAU en el invierno de 1972. El día 19 de abril de 1958 la Gaceta de Madrid (antecedente del actual BOE) publicó una Orden del Ministerio de la Vivienda que autorizaba a los Aparejadores de obras con título oficial a utilizar el uniforme que en ella se describía, y que partía del “autorizado” en 1948 a los Arquitectos. Teniendo presente la diferencia de rango, la norma establecía las siguientes variaciones: “Los emblemas, bordados, cordones y botones serán plateados en lugar de dorados; los fondos de los bordados y palas irán sobre el mismo género del uniforme; queda suprimido el fagín (SIC) del uniforme de gala, y el emblema de la rosa y compás de los Arquitectos se sustituye por el compás y nivel de escuadra, emblema actual de la Federación de los Colegios Oficiales de Aparejadores de Obras”. La Orden autorizaba el uso del uniforme para “actos oficiales de etiqueta y servicio”. Este era uno de los aspectos comentados en su artículo de la revista CAU (reproducido en su día en el boletín del COAAT de Alicante) por Manuel Vázquez Montalbán que recordaba que “En los años cuarenta se diseñaron uniformes para todas las profesiones. Uniformes que sólo servían para...
El Diputado General presidió el acto central del 50 aniversario del Colegio
En los meses de noviembre y diciembre de 1990 se concentraron las distintas actividades programadas para celebrar el cincuentenario del Colegio. De entre ellas destacó el homenaje que se tributó al grupo de colegiados fundadores, que fue presidido por el Diputado General de Bizkaia José Alberto Pradera. Ese año se inauguraron también los locales colegiales de Alameda Mazarredo, 47, tras la profunda reforma lleva a cabo en los mismos. Justino Adrada, Florentino Aceves, José Luis Eguidazu, Manuel Elejabarrieta, Carlos Gazo, Félix Timoteo Lázaro y Francisco Lebrero fueron los colegiados de 1940 que recibieron el tributo de sus compañeros durante el acto central de la celebración del 50 aniversario del Colegio, que tuvo lugar el viernes día 30 de noviembre en los locales de la Biblioteca de Bidebarrieta. De entre ellos debe destacarse a Justino Adrada, que además de ostentar el número 1 de colegiado, fue el primer presidente del mismo. El evento estuvo presidido por el entonces Diputado General de Bizkaia, José Alberto Pradera (ocupó ese cargo entre 1987 y 1995) que, tras dirigirse a los asistentes, participó en la ceremonia de entrega de placas conmemorativas a ese grupo de fundadores y a los expresidentes del Colegio. Las actividades conmemorativas del cincuentenario, que incluyeron un ciclo de conferencias sobre asuntos de interés profesional y en los que se integró la reinauguración de la sede colegial tras una importante reforma, se cerraron con una multitudinaria cena que tuvo lugar el día 5 de diciembre. Como imagen de la efeméride se diseñó un logotipo específico, que fue utilizado tanto en la papelería y en las publicaciones del Colegio como en...
La creación en 1934 de la Asociación Vizcaína de Aparejadores Titulares de Obras.
En el lugar que hoy ocupa en Bilbao, entre las calles Navarra y Ripa, la sede del Metro estuvo hasta hace no muchos años la Casa de Mazas en cuyos bajos se encontraba el café Nervión, aún en la memoria de los bilbaínos. Sobre sus mesas, de las reuniones de un pequeño grupo de compañeros, nacería la primera agrupación profesional de los aparejadores vascos: La Asociación Vizcaína de Aparejadores Titulares de Obras. En las fichas de siete colegiados, José Ramón Alvarez Medina, Alberto Galdós, Vicente Sáez de Guinea, Ramón Guerediaga, José Julián Goiría, José María Anacabe y José Fradua aparece la misma fecha de colegiación: 4 de agosto de 1934, y los números 2 al 8. A falta de otros datos más fiables, esta fecha puede ser considerada como la fundacional de la primera entidad asociativa de los aparejadores vizcaínos, aunque lo más probable es que las labores asociativas vinieran de años atrás. También el café Comunicaciones —esquina Urquijo-Concha— sería lugar de cita en aquellas primeras reuniones. Fue ese el germen del futuro Colegio que, una vez finalizada la Guerra Civil, se constituiria formalmente en 1940 con Justino Adrada como presidente. Las innumerables gestiones que hubo que realizar para que se plasmase en la realidad la exigencia, establecida por el Decreto de 1935, de intervencion de los aparejadores en las obras, centraron la actividad colegial en los años cuarenta. Pero tanto la promulgación del Decreto del 35 como las bases organizativas del futuro colegio profesional fueron posibles por el trabajo previo durante los primeros años treinta de aquél pequeño grupo de jovenes aparejadores. Una habitación alquilada de nueve metros cuadrados en el segundo piso del nº 16 de la calle...
Los aparejadores en los intensos primeros años treinta
La aprobación de la R. O. de 11 de septiembre de 1924 por la que las enseñanzas de Aparejador, integradas hasta entonces en las Escuelas Industriales, pasaban a cursarse, en adelante, en las Escuelas de Arquitectura, supuso un cambio sustancial para la profesión de Aparejador. Sin embargo -según Luis Javier Cuenca: Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de la Edificación: una aproximación histórica a sus responsabilidades, pp. 141-143- esta medida no resolvió el conflicto interprofesional, ya que la exclusividad de proyectar y dirigir toda clase de obras, por el momento, no correspondía exclusiva y excluyentemente a los Arquitectos. De entre las disposiciones más importantes de esos años cabe resaltar el Decreto de 9 de mayo de 1934, que mantuvo vías aún las diferencias entre los colectivos profesionales de Arquitectos y Aparejadores, si bien se modificaron las respectivas estrategias. En el breve espacio de quince meses, los transcurridos entre mayo de 1934 y julio de 1935 se llegaron a dictar cuatro disposiciones. El modelo Aparejador-Constructor era el prevaleciente en todas ellas. Así, el Decreto de 31 de mayo de 1935, que en su artículo 1º dispone que: «Los Aparejadores con título oficial, por su calidad de peritos de materiales y de construcción, son los únicos que, bajo la dirección de los Arquitectos, ejercerán la función de constructores de obras, prohibiéndose en absoluto el ejercicio de esta profesión a los que, por no haber cursado los estudios correspondientes en las Escuelas del Estado, carezcan del título oficial». Finalmente, el nuevo y definitivo Decreto de 16 de julio de 1935 consagró la institucionalización de las atribuciones de la profesión...