La colección de textos históricos referentes a la arquitectura, la construcción, el urbanismo o la ingeniería en Bilbao y Bizkaia publicada por el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Bizkaia, se acercó en su cuarto libro a un texto clásico del urbanismo vasco, el de la conferencia pronunciada por el arquitecto Ricardo Bastida en 1923 acerca de El problema urbanístico de Bilbao, en el que por vez primera se realizaba una aproximación a la visión comarcal de la conurbación que ya entonces se estaba consolidando a lo largo de las dos márgenes de la ría del Nervión. La edición ha estado a cargo de Joaquín Cárcamo.
El texto de la conferencia de Ricardo Bastida viene precedido de dos estudios introductorios. El primero de ellos, firmado por la Doctora en Historia del Arte Nieves Basurto Ferro, titulado Bastida en Bilbao: entre el monumento y la modernidad. El segundo, de los arquitectos urbanistas Damián Quero y Eduardo Leira, lleva el título de Un «Anteproyecto General» de Galdácano hasta el Abra: una urgencia setenta años aplazada. Nieves Basurto, analiza la biografía y la obra arquitectónica y urbanística de Bastida en Bilbao. Bastida, nos dice Basurto, había cursado sus estudios de Arquitectura en Barcelona, ciudad donde permaneció entre 1895 y 1902. En Bilbao, ejercerá como arquitecto municipal desde 1907 hasta 1927, periodo muy dilatado en comparación con el de sus antecesores, y en este tiempo contará con la confianza de las autoridades locales en un joven desconocido (aunque pupilo del respetado Severino Achúcarro). Ya en 1905 contó con el encargo de proyectar dos lavaderos municipales y la alhóndiga. Durante su dedicación al municipio realizó numerosas obras de equipamientos, tanto sanitarios como escolares o de otro tipo. Encargado por Indalecio Prieto, realizó el conocido «Plan de Enlaces Ferroviarios» de 1933, frustrado por la guerra civil. Desde 1939 hasta 1953, fecha de su muerte, ostentó el cargo de arquitecto diocesano.
Eduardo Leira y Damián Quero, aseguran que la condición de estuario es determinante para la conurbación de Bilbao. Elaboran un modelo para la ciudad a partir de sistemas y piezas e indican que los cambios, inaplazables, solo serán posibles tras en enunciado de un modelo general del territorio que articulan los tres valles: Nervión, Txori-Herri y Trápaga. El fuerte sesgo industrial y las vacilaciones y rivalidades constituyen los problemas a los que la metrópoli se enfrenta. La pregunta que debe hacerse, afirman, es si se necesita una metrópoli de gran tamaño en el País Vasco. Es necesario hacerse la pregunta y buscar un consenso en el caso de que la respuesta sea afirmativa, con el objetivo de contar con una metrópoli competitiva en el contexto de las ciudades líderes europeas.
Leira y Quero, ensalzan la visión urbana y metropolitana de Bastida pero lamentan la cortedad de miras con la que finalmente acaba desarrollándose el territorio: «Así, a la vez que muchas de las propuestas que se habían concebido en el pasado, como la de Bastida, parecían anunciar modelos transformaciones de rango metropolitano, de capitalidad y de urbanidad, las decisiones llegaron finalmente arrastradas por la inercia de lo rural y lo particular. Ahora, al territorio del Bajo Nervión le queda ya estrecho el calificativo rural de «comarca», condición ampliamente rebasada por sus potentes funciones y atributos urbanos, pero su imagen urbana, triturada entre sus formas tradicionales y sus nuevas y segregadas obras públicas, tampoco logra expresar el rango metropolitano que le corresponde.» Y finalizan su estudio diciendo que «Por lo demás, la Ría es sin discusión el elemento territorial representativo, el más capaz para desarrollar imágenes de centralidad metropolitana.»