En el lugar que hoy ocupa en Bilbao, entre las calles Navarra y Ripa, la sede del Metro estuvo hasta hace no muchos años la Casa de Mazas en cuyos bajos se encontraba el café Nervión, aún en la memoria de los bilbaínos. Sobre sus mesas, de las reuniones de un pequeño grupo de compañeros, nacería la primera agrupación profesional de los aparejadores vascos: La Asociación Vizcaína de Aparejadores Titulares de Obras. En las fichas de siete colegiados, José Ramón Alvarez Medina, Alberto Galdós, Vicente Sáez de Guinea, Ramón Guerediaga, José Julián Goiría, José María Anacabe y José Fradua aparece la misma fecha de colegiación: 4 de agosto de 1934, y los números 2 al 8. A falta de otros datos más fiables, esta fecha puede ser considerada como la fundacional de la primera entidad asociativa de los aparejadores vizcaínos, aunque lo más probable es que las labores asociativas vinieran de años atrás. También el café Comunicaciones —esquina Urquijo-Concha— sería lugar de cita en aquellas primeras reuniones.
Fue ese el germen del futuro Colegio que, una vez finalizada la Guerra Civil, se constituiria formalmente en 1940 con Justino Adrada como presidente. Las innumerables gestiones que hubo que realizar para que se plasmase en la realidad la exigencia, establecida por el Decreto de 1935, de intervencion de los aparejadores en las obras, centraron la actividad colegial en los años cuarenta. Pero tanto la promulgación del Decreto del 35 como las bases organizativas del futuro colegio profesional fueron posibles por el trabajo previo durante los primeros años treinta de aquél pequeño grupo de jovenes aparejadores.
Una habitación alquilada de nueve metros cuadrados en el segundo piso del nº 16 de la calle Correo, seria la primera sede conocida, además de los domicilios privados de los fundadores. “Su mobiliario inicial —recordaba en 1982 Justino Adrada, colegiado n.° 1 y tercer presidente del Colegio— fue una mesa y seis sillas de café que aporto gratuitamente uno de los miembros de la Asociación”. Otros nombres de aquellos primeros anos se recuerdan aun: Ibarrechevea, Bediaga, Pedro Bilbao, Ibinaga, Salvidegoitia, Villanueva, Garcia Merino… El mas joven de entre todos ellos, Alberto Galdós, es elegido presidente a los 22 años; destacado estudiante, participa ya en Madrid en los primeros años de la Republica en las gestiones que acabarían alumbrando el Decreto del 35. También Adrada llegaría a ser comisionado por sus compañeros de estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid para entrevistarse con el ministro Fernando de los Ríos.
La Guerra Civil lo trunca todo. Con la caída de Bilbao, la Asociación cambia de nombre y de sede. La Sección de Aparejadores del Sindicato de la Construcción, primero, y mas tarde la del Sindicato de Profesiones liberales, de la C. N. S., se instala en 1938 en el edificio ocupado por dicho sindicato en Ercilla 14, y posteriormente, en Gran Vía 58. Álvarez Medina, inveterado secretario, ocupa la presidencia.
De forma en principio transitoria, que luego se acabaría convirtiendo en definitiva, la Orden de 9 de mayo de 1940 da pasos a los Colegios Profesionales. El Colegio Oficial de Aparejadores de las Vascongadas nace oficialmente el 20 de mayo de aquel año; meses después cambiaria de denominación. Justino Adrada, presidente provisional desde comienzos de 1940, desempeña el cargo hasta finales de 1941. Pero la creación del Colegio Oficial es ya otra historia.